martes, 3 de junio de 2014

EVENTOS TRAUMÁTICOS



También es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un mayor nivel de tensión y angustia en las personas, así como que el recuerdo de lo sucedido será parte de la vida de las víctimas y no se borrará de su memoria. Ante una situación anormal -como las emergencias, desastres o catástrofes- ciertos sentimientos y reacciones son frecuentes. Puede ser que algunas de esas emociones no se hayan experimentado anteriormente, cada persona es diferente y puede responder de distintas manera en ciertos momentos.

También es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un mayor nivel de tensión y angustia en las personas, así como que el recuerdo de lo sucedido será parte de la vida de las víctimas y no se borrará de su memoria. Pero se ha demostrado que sólo algunos sujetos experimentarán problemas más serios o duraderos que podrán clasificarse como psicopatología. La gran mayoría no sufre en esos momentos de ninguna enfermedad mental, sólo están experimentando reacciones esperadas ante un suceso significativo.

Las personas expuestas a situaciones tales como daño físico, accidentes de tránsito, violencia social, violencia familiar, haber observado la destrucción en la comunidad, ser arrastrado por corrientes de agua, ser testigos de muertes, sufrir grandes pérdidas, etc., pueden experimentar sentimientos, ideas y sensaciones corporales como miedo, angustia, pena, aflicción, tristeza, desesperanza, etc.

En el caso de las emergencias, desastres o catástrofes, el miedo no es tanto un clima emocional, cuanto una reacción colectiva episódica, siendo fundamental un manejo funcional – en medio de la tragedia- de parte de la comunidad afectada. Además, la probabilidad que el hecho se repita, generalmente, produce más temor en los sobrevivientes.

Cada persona vive y le da un significado diferente a las experiencias por las que ha atravesado. Patrones sociales y culturales determinan que los hombres y mujeres reaccionan de manera diferente; los hombres tienden a reprimir y guardar las emociones dolorosas así como sus sentimientos de angustia y miedo, les resulta difícil hablar y hacerlo lo interpretan como una debilidad; las mujeres tienden a comunicarse más fácilmente, a expresar sus temores y ansiedades, así como buscar apoyo y comprensión para sí mismas y sus hijos.

Es necesario tener en cuenta las características del adulto mayor. En algunas culturas son fuente de experiencia y sabiduría y son la memoria histórica de cómo las poblaciones, a lo largo del tiempo, han afrontado situaciones críticas; poseen un sentimiento de identidad, arraigo, así como de pertenencia y preservación de la cultura. Suelen ser un eje unificador al interior de la familia y la comunidad. Son personas que tienen conocimientos sobre métodos tradicionales de curación, apoyan, contienen y dan seguridad a los niños. Los ancianos transmiten experiencias a través de historias, cuentos y canciones; estas generalmente llevan un mensaje positivo de afrontamiento de las situaciones difíciles, hecho cultural que no debe ser descuidado en momentos de emergencias y desastres, cuando de recuperar a los seres humanos afectados se refiere.

Sin embargo, las experiencias de trabajo con adultos mayores también ponen de manifiesto aspectos de exclusión; algunos se encuentran aislados, carecen de redes de apoyo, son percibidos como una carga para sus familiares, no son tomados en cuenta como factores activos y productivos, se les mantiene desinformados para no “preocuparlos o angustiarlos” y se toman decisiones sobre sus vidas y pertenencias, sin consultarlos.

La mayoría presentan problemas de salud o discapacidades (físicas y/o psíquicas) a las cuales no se les concede, en ocasiones, importancia. También se hace más evidente el deterioro de sus habilidades físicas o mentales. Como factor de riesgo psicosocial adicional se puede citar que han sufrido pérdidas previas de personas significativas.

Todas estas consideraciones hacen más complejas y difíciles las manifestaciones psicosociales que presentan los ancianos como consecuencia de una emergencia, desastre o catástrofe y numerosos factores deben ser tomados en cuenta en el abordaje de este grupo poblacional específico.

Es necesario que las experiencias traumáticas, así como las pérdidas y el duelo adquieran diferentes formas de expresión, según la cultura, Los conceptos predominantes sobre la vida y la muerte y la ejecución de los ritos de despedida de los seres queridos adquieren relevancia en los procesos de adaptación y reelaboración de lo sucedido.

Las manifestaciones que describimos pueden ser solo la expresión de una respuesta comprensible ante las experiencias traumáticas vividas, pero también pueden ser indicadores de que se está pasando hacia una condición patológica. La valoración debe hacerse en el contexto de los hechos y las vivencias, determinando si se pueden interpretar como respuestas “normales o esperadas” o por el contrario, pueden identificarse como manifestaciones psicopatológicas que requieren mayores cuidados emocionales.

Algunos criterios para determinar que una expresión emocional se está convirtiendo en sintomática son:

Prolongación en el tiempo.
Sufrimiento intenso.
Complicaciones asociadas (ejemplo: una conducta suicida, alcoholismo, violencia de género, violencia social, bajo rendimiento laboral, apatía, depresión, etc.).
Afectación del funcionamiento social y cotidiano de la persona.

Los eventos físicos de un incidente crítico son evidentes y abordados inmediatamente. Los efectos emocionales tales como: miedo, ansiedad, estrés, ira, rabia, impotencia, resentimiento, bajo rendimiento laboral o escolar, etc.;  son cada vez más evidentes y lastimosamente no reciben la atención inmediata debida.

Para muchas víctimas, sus familias y amigos, estos efectos se mitigan e incluso desaparecen con el tiempo, sin que esto signifique que han sido superados de manera funcional. Sin embargo, para otros muchos, las secuelas son a mediano y largo plazo y alcanzan en ocasiones la condición de crónicas si no reciben un abordaje de atención adecuado.

Los eventos traumáticos son, en la mayoría de los casos, inesperados, incontrolables y golpean de manera intensa la sensación de seguridad y auto-confianza del individuo provocando intensas reacciones de vulnerabilidad y temor hacia el entorno.